jueves, 22 de octubre de 2015

CREDO DE UN GUERRERO








No tengo padres: hago de los cielos y la tierra mis padres. 
No tengo hogar: hago de la conciencia mi hogar. 
No tengo vida o muerte: hago de las mareas de la respiración mi vida y mi muerte. 
No tengo poder divino: hago de la honestidad mi poder divino. 
No tengo recursos: hago de la comprensión mi recurso. 
No tengo secretos mágicos: hago del carácter mi secreto mágico. 
No tengo cuerpo: hago de la fortaleza mi cuerpo.
No tengo ojos: hago del resplandor del relámpago mis ojos. 
No tengo oídos: hago del a sensibilidad mis oídos. 
No tengo extremidades: hago de la presteza mis extremidades. 
No tengo estrategia: hago de lo “no ensombrecido por el pensamiento” mi estrategia. 
No tengo diseños: hago de “apoderarse de la oportunidad” mi diseño. 
No tengo milagros: hago de la acción apropiada mi milagro. 
No tengo principios: hago de la adaptabilidad a toda circunstancia mi principio. 
No tengo tácticas: hago del vacío y la plenitud mis tácticas. 
No tengo talentos: hago del ingenio mi talento. 
No tengo amigos: hago de la mente mi amiga. 
No tengo enemigos: hago del descuido mi enemigo. 
No tengo armadura: hago de la benevolencia y la rectitud mi armadura. 
No tengo castillo: hago de la mente inmovible mi castillo.
No tengo espada: hago de la ausencia del yo mi espada. 



 - Samurai anónimo, siglo XIV


-Dedicado a Alejandro, un guerrero de luz-



Este credo es un extracto del libro que les recomiendo que tengan en su biblioteca personal "El libro de las Runas" de Ralph Blum, es una veritable joya, viene con sus runas en una bolsita roja de terciopelo y un libro para poder interpretar el oráculo vikingo.





En el Edda Poético (colección de literatura escandinava), Odín el Gran Maestro Rúnico nos habla a través de los siglos. Escúchalo: 



¿Sabes cómo cortarlas, cómo teñirlas, cómo leerlas, cómo comprender? 
¿Sabes cómo evocarlas, cómo enviarlas, cómo ofrecer, cómo preguntar? 


Es mejor no ofrecer demasiado, pues un regalo exige un regalo, mejor no matar que matar demasiados. 
Así habló Odín antes de crearse la tierra, cuando se levantó después de un tiempo. 

Conozco estas Runas desconocidas para las mujeres de los Reyes o para cualquier hombre. 
“Ayuda” se llama una, pues la ayuda es su regalo y ayudado serás en enfermedad, cuidado y pesar. 

Conozco otra que necesitarán todos los que estudien el arte de las sanguijuelas. 
Tállalas en la corteza, en el tronco de los árboles cuyas ramas se doblen hacia el Este. 

Conozco una tercera – Si mi necesidad es grande en la batalla, entorpece las espadas de enemigos fatales: ni las tretas ni las armas me hieren y resulto indemne... 

Así comienza la historia sagrada de las Runas







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